Molesto por los trastornos que le ocasionaba su pluma fuente
cuando esta se le atascaba, el húngaro Ladislao Biro y su
hermano Georg, , lograron una tinta que era muy útil para la escritura a mano,
pero que tenía el inconveniente de que no podía utilizarse con la pluma pues se
trababa al escribir.
Pero Ladislao ideó como resolver este último inconveniente
observando a unos niños mientras jugaban en la calle con bolitas que al
atravesar un charco salían trazando una línea de agua en el piso seco: se dio
cuenta de que en vez de utilizar una pluma metálica en la punta, debía utilizar
una bolita.
La dificultad de trasladar ese mecanismo a un instrumento de
escritura residía en la imposibilidad para desarrollar esferas de un tamaño
suficientemente pequeño.
Ladislao Biro patentó un prototipo en Hungría y Francia, en 1938,
pero no lo llegó a comercializar. Ese mismo año, Agustín Pedro Justo, quien pocos meses antes
había dejado de ser Presidente de la Nación Argentina, le
invitó a radicarse en su país cuando de casualidad lo conoció en momentos en
que Biro estaba en Yugoslavia haciendo notas para un periódico húngaro.
En mayo de 1940,
al comenzar la Segunda Guerra Mundial, él y su hermano
emigraron a Argentina junto con su socio.
Lanzaron el nuevo producto al mercado bajo el nombre comercial de Birome .Al principio los libreros consideraron que esos «lapicitos
a tinta» eran demasiado baratos como para venderlos como herramienta de trabajo
y los vendían como juguetes para chicos
Cuando comenzaron a promocionarse se les llamaba esferográfica y se hacía hincapié en que siempre estaba cargada, secaba
en el acto, permitía hacer copias con papel carbónico, era única para la
aviación y su tinta era indeleble.
En 1945 la Fuerza Aérea de los Estados Unidos hizo un pedido de 20.000 unidades. Biro no había patentado
su invento en Estados Unidos, lo que provocó fuerte competencia. En el mismo
año Milton Reynolds desarrolló su propio modelo, y Franz Seech inventó la tinta
que seca en contacto con el aire, conocida comercialmente como paper mate.
La sociedad
formada por Biro y sus socios quebró, aquejada por falta de financiación y por
nuevos inventos que no tuvieron éxito comercial. Un antiguo proveedor,
Francisco Barcelloni, independientemente de los desarrollos de Bich, intentó
entusiasmar a Biro para fabricar un bolígrafo de bajo costo. No logró
convencerlo y se instaló por su cuenta; mejoró el flujo de tinta y ensayó una
bolilla de triple dureza.
Entre otros inventos Biro diseñó un perfumero usando el mismo
principio que el bolígrafo. Más tarde, con el mismo principio se crearon los
desodorantes a bolilla o roll-on
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