En 1916, Albert Einstein estableció
los fundamentos para el desarrollo de los láseres y de sus predecesores,
utilizando la ley de radiación de Max Planck basada
en los conceptos de emisión espontánea e inducida de radiación.

En 1953, Charles H. Townes y los estudiantes de
postgrado James P. Gordon y Herbert J. Zeiger construyeron
el primer máser:
Un dispositivo que funcionaba
con los mismos principios físicos que el láser pero que produce un haz
coherente de microondas.
El máser de
Townes era incapaz de funcionar en continuo. Nikolái Básov y Aleksandr Prójorov de la Unión Soviética trabajaron
independientemente en el oscilador cuántico y resolvieron el problema de obtener
un máser de salida de luz continua, utilizando sistemas con más de dos niveles
de energía. Townes, Básov y Prójorov compartieron el Premio Nobel de Física en 1964 por "los trabajos
fundamentales en el campo de la electrónica cuántica", los cuales
condujeron a la construcción de osciladores y amplificadores basados en los
principios del máser-láser.
El
primer láser fue uno de rubí y funcionó por primera vez el 16 de mayo de 1960. Fue construido por Theodore Maiman. El hecho de que sus
resultados se publicaran con algún retraso, dio tiempo a la puesta en marcha de
otros desarrollos paralelos. Por este motivo, Townes y Arthur Leonard Schawlow también son
considerados inventores del láser, el cual patentaron en 1960. Dos años después, Robert Hall inventa el láser generado
por semiconductor. En 1969 se
encuentra la primera aplicación industrial del láser al ser utilizado en las
soldaduras de los elementos de chapa en la fabricación de vehículos y, al año
siguiente Gordon Gould patenta
otras muchas aplicaciones prácticas para el láser.

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